Senegal es una república del África Occidental y debe su nombre al río homónimo. Combina zonas desérticas con otras donde se concentra gran población. El islam se instaló en la zona en el siglo XI y hoy el 95% de locales son musulmanes, muchos sufíes. Senegal es la heredera del Imperio Wólof, que existió de 1360 a 1890.
Portugal, Holanda e Inglaterra compitieron por el control de la región desde el siglo XV, la cual era un gran centro de esclavos. Finalmente Francia se hizo con la colonia. En 1959 Senegal y Sudán francés formaron la Federación de Mali, que se convirtió en un estado independiente y se disolvió ese mismo año en Senegal y Mali.
Dakar es la capital y se encuentra en el punto más occidental del país. Es una ciudad mundialmente famosa por el rally París-Dakar. Antes, San Luis fue la capital del África Occidental Francesa y del propio Senegal. Fue una de las más importantes urbes del continente hasta que la capitalidad se mudó a Dakar en 1902.
Léopold Senghor, un gran poeta nacional que cantó a la negritud, fue elegido su primer presidente. Senegal y Gambia pretendieron crear la Confederación de Senegambia en los 80 pero apenas duró. Y pese al separatismo de la sureña región de Casamance, Senegal es una de las democracias más consolidadas de África.
En cuanto a la economía, el país tiene minería, agricultura y pesca. Sufre un elevado desempleo crónico y hay grandes desigualdades. Tiene una alta tasa de natalidad, y es una nación pobre, corrupta y atrasada que vive gracias a la ayuda exterior. El acceso a la educación, a la salud, a la luz y al agua potable es difícil y caro.
Es un estado multiétnico, con muchas lenguas y culturas. El francés es el idioma oficial y la gente lo usa mucho, pero el wólof es el idioma nacional. Senegal es un canto a la negritud; una gente orgullosa de su sol, su desierto, sus playas, sus raíces, su cultura y raza, que narra historias que mantienen viva la tradición de un pueblo.
